Desde Macael a todo el mundo
Su producto estrella, Silestone, es una de las mejores ideas de este siglo
O. Lazameta
Hace unos días en la localidad alemana de Fránckfort, Francisco Martínez Cosentino no podía parar de sonreír; era la viva imagen del triunfo al poder asociar su producto emblemático, el Silestone, con la imagen de Fernando Alonso. Miles de cámaras de todas las televisiones del mundo estaban pendientes del piloto asturiano, pero Paco Cosentino (así se empeñó en que le llamaran todos cuantos se le acercaban), quería regresar a Macael cuanto antes. Firmó varios documentos de sus empresas en Estados Unidos y no se acostó hasta cerca de las tres de la madrugada. A las cinco estaba despierto para coger un avión de regreso a Almería.Su producto estrella, Silestone, es una de las mejores ideas de este siglo
O. Lazameta
Su empresa hunde sus raíces en la década de los 40, cuando los primeros miembros de su familia comienzan a explotar las canteras de Macael y a elaborar productos básicos de mármol. Fue necesario esperar hasta 1979 para que, junto a sus hermanos, creara Mármoles Cosentino y casi diez años más para que naciera el primitivo Silestone un producto que en sus primeras remesas dejaba mucho que desear por su calidad. Paco se empeñó en su desarrollo y entendió, años antes que el resto, que la clave estaba en la innovación, la tecnología y la distribución.
Se empeñó en desarrollar el producto que ha conquistado las cocinas de todo el mundo y que aún espera nuevos desarrollo.
Ha creado filiales en Estados Unidos, Holanda, Brasil, Gran Bretaña, Suecia, Portugal y Alemania. Es en este país en el que quiere fundamentar su estrategia futura; está convencido que asociar su imagen con la tradicional eficacia germana, le va a ayudar a conquistar el mercado europeo. Su otra punta de lanza es China, donde espera continuar su expansión mundial. Hace unos meses, la revista Time señaló al Silestone como una de las mejores ideas del hogar en lo que llevamos de siglo. Antes, había entrado en el mercado USA con un anuncio en el espectáculo deportivo más visto del mundo, la final de la Superbowl. Era la primera empresa española que lo hacía.
En cuanto a sus números, realmente se explican por sí mismos. La facturación del año pasado rondó los 400 millones de euros, en su mayoría (62%) destinados al mercado norteamericano y los fondos propios consolidados sobrepasan los 150 millones.
Sus piedras se encuentran en edificios como el hotel Burj Al Arab de Dubai, uno de los pocos con siete estrellas en todo el mundo, en el Louvre de París, en el Parlamento de Namibia y en el nuevo estadio de Wembley en Londres.
Ahora quiere conquistar Europa y China y, a la luz de su trayectoria anterior, hay que apostar a que lo logrará.
Noticia de El Almeria.
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