Tenga cuidado si en un bar de Espera (Cádiz) pide una cigala, porque le pueden poner un tractor en lo alto del mostrador. No se asuste si escucha en Rociana (Huelva) que María “se ha caído del soberao”, porque lo único que se habrá “caído” es su primera menstruación. Y no piense que está loco quien le diga en Adra (Almería) que el campo amaneció lleno de televisores, porque puede estar bien cuerdo.
Para conocer mejor Andalucía y su forma de hablar, este palabrario es un buen “manual de instrucciones”. Para saber hasta dónde podemos llegar con nuestra habla, tiene ante usted las 500 palabras más originales del andaluz, 500 voces recogidas directamente a los propios hablantes de los pueblos cuyos sorprendentes y divertidos significados encontrará en estas páginas.
Ensartadas con gracia en nueve pequeños relatos que las contextualizan, con listados de pueblos e informantes, mapas e índices de palabras, además de leer podrá escuchar en el CD que se incluye en esta edición las explicaciones de cada una de las 500 palabras contadas por los propios hablantes de las casi 130 poblaciones de las ocho provincias de Andalucía, a los que el periodista de Canal Sur Radio David Hidalgo ha entrevistado personalmente en un trabajo exhaustivo a la par que muy humano y divertido.
He seleccionado algunas de las voces más curiosas, si bien, las 500 expresiones recogidas merecen un mismo trato.
Poyetona (Algeciras, Cádiz) se refiere a las mujeres solteras que tienen ya una cierta edad y está condenada a sentarse en el poyetón de casa.
Aliñar (Martos, Jaén) se dice de una persona que está aliñada cuando está muy enamorado.
Troncho Manzanillote (Porcuna, Jaén) mujer inhábil y desorganizada.
Empinar el hopo (Montilla, Córdoba) significa enfadarse, partiendo de que el hopo es un rabo peludo, por lo que personaliza un gesto animal.
Tragaldabas (Villanueva del Trabuco, Málaga) es una persona que sólo piensa en comer.
Marinoveas (Somontín, Almería) significa solomillo de cerdo y parece ser que un hombre le dijo a su mujer ante la primera vez que vio uno “Mari, no veas”.
Biscúter (Cabra de Santo Cristo, Jaén) botellín de cerveza, ya que al ser éste tan pequeño tomó el mismo nombre que el coche más pequeño que salió al mercado en los años 60.
A la manganeta (Iznalloz, Granada) sin precisión, de cualquier forma.
Escalicharse (Constantina, Sevilla) escaquearse de pagar o desaprovechar algo.
Pedir un alejandrino (Beas de Granada, Granada) pedir un cubalibre.
Infurricutible (Fuenteheridos, Huelva) persona de pequeña estatura y poco peso.
Pelicharca (Beas de Granada, Granada) chica guapa.
Chocolatera (Aracena, Huelva) aparato genital femenino.
Esconchapupas (Jimena, Jaén) médico al que no se le tiene aprevcio.
Dolor del miserere (Fuente Palmera, Córdoba) se refiere a la enfermedad de la apendicitis.
Hortera (Canillas de Aceituno, Málaga) fiambrera para llevar el almuerzo al campo.
Rilar (Baza, Granada) equivale a hacer el amor.
Formar un pompeo (Casariche, Sevilla) salir huyendo.
Echar un rengue (Alhaurín El Grande, Málaga) hacer un descanso en el trabajo.
Echar la follota (Dólar, Granada) ir con los amigos al bar.
Zumbas (Chilluévar, Jaén) pechos grandes de mujer.
Churrimindingui (Jimena, Jaén) persona cotilla.
Estar metido en la canasta (Alcalá la Real, Jaén) estar en la edad del pavo.
Bailabonitas (Fuente Palmera, Córdoba) Don Juan, hombre que gusta de enamorar mujeres.
Juannaguas (Coín, Málaga) hombre que gusta de meterse en conversaciones de mujeres.
No meter mosquera (santiago Pontones, Jaén) no estar nunca en casa.
“Palabrario Andaluz”, como indica su autor en la introducción del mismo, “no intenta sentar cátedra sobre nada; sólo quiere ser una forma divertida de conocer cómo hablamos los andaluces”, y después de recoger 500 expresiones, David Hidalgo, lo consigue totalmente. Una lectura aconsejada si uno pretende pasar un buen rato escuchando la peculiar forma de hablar que aún hoy conservan algunos andaluces.
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