El fotógrafo Carlos de Paz publica 'Las caras de la piedra' sobre las canteras .almerienses con el patrocinio de Cosentino
Frente a la abundancia de publicaciones sobre la naturaleza de Cabo de Gata, del milagro económico del Campo de Dalías e incluso de la vegetación de Sierra María resultaba -y resulta- un tanto incomprensible el vacío que existía -y existe- sobre la comarca del mármol y eso que también es una singularidad almeriense, tiene sus potencialidades artísticas y constituye un soporte de la provincia. Para empezar a cubrir ese vacío llega 'Las caras de la piedra', un libro de fotografías de Carlos de Paz, con el apoyo de Cosentino, que ayer se presentó oficialmente desde el Instituto de Estudios Almerienses (IEA).
El libro viene a cubrir también el vacío que su autor asegura detectar a la hora de poner en alza mediante la fotografía el mundo del trabajador y a través de operarios 'normales' y rutinarios en vez de con 'gente famosa' porque, según su perspectiva, puede convertirse en protagonista esa 'gente' y no el trabajo. Carlos de Paz aseguró que conocía la comarca del mármol, pero que solamente se decidió a llevar a cabo este trabajo cuando se encontró, tras un volantazo de su coche, en esa zona, que calificó de laberinto de carreteras y que aseguró le produjo una impresión espeluznante.
Apodos
Claro es que en esos momentos todavía conservaba en su retina unas imágenes de la esclavitud romana en el paraje de las minas de oro 'Las Médulas' (León). El fotógrafo resaltó como resultado de este trabajo un doble logro. Por un lado está la captación de las caras de las personas, desde los trabajadores actuales en los distintos sectores de esta industria minera hasta los jubilados y viudas sin olvidar el rescate y la comparación con los trabajadores de otras épocas gracias a fotografías antiguas. Por otra figuran las caras que presenta la misma tierra en las distintas fases e imágenes que crean los trabajos en las canteras.
En este sentido Carlos de Paz resaltó el descubrimiento del orgullo que presentan todos los trabajadores por las tareas que hacen y por la herencia que han recibido. El autor se percató cuando tenía la mitad del libro que no existían las mujeres y luego, tras estudiar la situación, dedujo su gran protagonismo, aunque fuera menos visible en primera instancia. Solamente para llevar la comida a sus maridos o a sus hijos hacían un recorrido de hora media en ida y otro de la misma duración en vuelta. Como guinda del acercamiento al entramado social, el fotógrafo citó la entrega de estas mujeres para las fotografía con la recuperación de vestuario y de elementos, tal es el caso de las cestas, y el diálogo con apodos. Hasta él mismo y sus colaboradores tienen ya uno: 'Los del libro'.
Escultura
Este carácter humano junto con visiones del paisaje casi desconocidas por los propios habitantes de la zona fueron aspectos destacados por Santiago Alfonso, de Cosentino, que recordó que muchas fotos fueron llevadas a cabo durante las semanas más lluvias de todo el año, lo que ha derivado en imágenes que parecen del norte de España. Resaltó una instantánea -se reproduce a doble página- que recoge una torre árabe en lo alto de una colina porque sostuvo que no había sido vista de esa manea por casi nadie de la comarca ni de la provincia. Ante la falta de miradas artísticas sobre esta comarca frente a la inflación que reciben otras de la provincia, Carlos de Paz señaló que, aunque menor y menos difundido, atrae a escultores, tanto nacionales como internacionales.
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